sábado, 25 de enero de 2014

Quemando rueda en Indochina - Episodio I

Llegado desde la caótica Manila no me imaginaba que iba a encontrar más caos si cabe en Ho Chi Minh (la antigua Saigon). Tras el eterno trámite de la visa vietnamita, un flujo frenético y constante de motos, rozándose unas con otras es lo primero que se advierte cuando se sale del aeropuerto.

Todos los prejuicios que tenía acerca de cómo es un país comunista fueron desapareciendo poco a poco los primeros días en Ho Chi Minh, observando simplemente que el ritmo agitado de las capitales europeas se repite aquí. También hay rascacielos, tiendas por todas partes, y la gente también mueve sus millones de dongs (1 euro = 27.000 dongs) yendo al cine y saliendo de cervezas. Aunque todavía es un país mayoritariamente rural, desde su apertura al exterior en el 1986, cuando empezaron a imitar el modelo económico chino, Vietnam ha crecido a un ritmo espectacular.


Mi plan se centraba en una cosa: conseguir una moto para viajar lo más posible por el mismo Vietnam, Laos, Camboya, Tailandia, Malasia y venderla en Singapur (o mandarla en barco desde Singapur a las Españas, si fuera posible y no muy caro, como recuerdo del viaje). Un plan nada ambicioso. Pero no son pocos los turistas que se compran una moto por 200 dolares en Ho Chi Minh o Hanoi para recorrer Vietnam sobre ruedas de norte a sur o de sur a norte y disfrutar de su espectacular belleza natural. En estas dos ciudades hay un mercado local bien asentado de motos de enésima mano que se venden a aquellos turistas con más sentido de la aventura que del riesgo. Lo típico: comprar por 200-250 dolares y vender (a) a un tío en el mercado que las revende por unos 100 dolares o (b) a otro turista por unos 150-200 dolares, dependiendo de la urgencia de ambas partes. En teoría sí hace falta un carnet de moto para circular, pero en general los policías hacen la vista gorda cuando ven a un turista en moto (es raro que hablen inglés, y probablemente prefieran no complicarse la vida).

Durante los primeros días en Ho Chi Minh los aproveché para planificar arreglar mi ya destrozada mochila, patearme a fondo la ciudad, curarme un absceso asqueroso que me salió, comer n helados y beber n+1 cervezas Saigon, comprarme una tarjeta SIM, y planificar las próximas semanas. También aproveché para ver la segunda película del Hobbit subtitulada en vietnamita, acabando en un preestreno de una película, con mi forro polar Quechua en medio de actores de punta en blanco y cámaras de televisión.


Tuve la suerte de que el mítico Dominic, conocido en pleno trekking Nepalí alrededor del Annapurna, tenía el mismo plan motociclístico que yo, excepto que él iba a viajar de norte a sur y yo de sur a norte y, otra casualidad, tenía pensado terminar su aventura y vender la moto poco después de llegar yo a Vietnam. Después de viajar de Ho Chi Minh a Da Lat con el coreano Yong y la filipina Soledad II, adquiri del alemán Dom a (probablemente china) Sombragrís (Charlie, para él): una preciosa Butan-Indonesia (prácticamente igual a una Honda Win) de 97cc, más resistente que el adamantium recocido, con un año histórico como matrícula -1789-, que presagiaba una aventura histórica.

Después de Da Lat, tenía solamente 3 días para llegar a la Universidad de Danang (600km) para hacer el examen TOEFL, requerido para mi Operación Master, para el que me había inscrito hacía unas semanas antes desde Filipinas.

Tras un buen reencuentro con Dom, fuimos a cenar los tres y nos pusimos al día con las últimas experiencias de viaje. Durante la cena se nos acopló una amiga: una cría de gato bautizada por Yong como Dalat, que se comportaba como si fuera un perro. Nos siguió hasta la puerta del hotel, con lo que decidimos que esa noche se merecía dormir en caliente.


Eso sí, Da Lat tenía especial inclinación a dormir cerca de nuestras caras, lo cual hizo que, al no querer dormir en el cuarto de baño, la sacáramos por la ventana para ponerla en la cornisa (era un primer piso, tranquilos/as, a la mañana siguiente estaba OK).

Después una noche prácticamente en vela gracias a la jodida gata, ahí estaba yo, con la mochila y Soledad II atadas daquela maneira a Sombragrís, con el manillar tembloroso, sin saber como cambiar de 1ª a 2ª marcha (nunca había cogido una moto manual), y con un solo pensamiento: ¿qué mierda estoy haciendo? Tras cargarme el cambio de marchas y tener que ir a un taller después de recorrer mis primeros 800 metros (y tener que soportar las miradas de Dominic y Yong que decían algo así como -nos vemos en la otra vida-), decidí recorrer el pueblo de Da Lat durante un par de horas para aprender a domar a Sombragrís y para ir conociendo el nivel de inconsciencia que tiene el vietnamita medio a los mandos de un vehículo.


Cuando cogí más confianza y las pulsaciones me bajaron de 110 por minuto, guiado por el Google Maps me dirigí a mi primer destino, Công viên, a unos 240km de Da Lat. Fueron 8 horas de tensión que parecieron 14, durante las cuales el acojone fue sustituyendo al 'esto mola demasiado'. Afortunadamente llegué, con un dolor de cabeza fatal, a un hotel en Công viên antes de que anocheciera, y pude dormir como un bebé.


A la mañana siguiente me dirigí al siguiente destino, Buon Ma Thuot, cerca de la frontera Camboyana, y el paisaje no dejaba de mejorar (ahí vi a mi primer elefante, en plena carretera, con su jinete encima), pero me vino un destello de sensatez al darme cuenta que necesitaba prepararme un mínimo el TOEFL. Así, después de recorrer 50km más, llegué a Buon Ma Thuot donde decidí coger un bus que me llevara directamente a Danang, metiendo a Sombragrís en el maletero (con suficientes dongs, en Vietnam todo es posible), para por lo menos poder dedicar el día antes a preparar el examen. Al meter la moto en el maletero del bus tuvieron que quitar la rueda de delante y el espejo retrovisor (que quedó olvidado en el maletero) para que cupiese, pero al sacarla el día siguiente y montar la rueda otra vez, el cuentakilómetros dejó de funcionar para siempre. De paso que le cambiaba el aceite por primera vez, intenté que lo arreglaran, en vano, en un taller. Luego conociendo a otros motoristas observé que lo raro es que te funcione. Quién sabe qué arcanos mecanismos controlan los cuentakilómetros de las motos chinas...

Aunque pensamos que recorrer 600km significa unas 6 horas de conducción, en Vietnam significan unos 3 días, a unos 200km por día, conduciendo de 7-8 horas al día. Las carreteras malas obligan a conducir a unos 30km/h de media. En los tramos buenos se puede ir a todo gas (80-90km/h), pero en los malos, llenos de baches, tierra, perros/patos/gallinas/gatos/personas que cruzan y que no miran a los lados, no se puede pasar de 20km/h. En las autopistas se puede ir algo más rápido, aunque suelen tener un tráfico de camiones bastante agobiante. Además, el aplanamiento del culo por la dureza del asiento obliga a hacer descansos cada 2 horas.

Típico descanso de carretera. Ca Fé y algo de comer.
Sombragrís esperando a ser embarcada en el bus.
 Típicos momentos de relax con Soledad II después de una jornada motera.

Terminado el examen, fui un rato a la playa y volví al hotel para preparar el verdadero inicio de la aventura con Sombragris y Soledad II. Ese día descubrí los Phos vietnamitas, iniciando una verdadera adicción hacia ellos: unas sopas de fideos de arroz con limón, pollo o ternera, verduras y especias que te inundan la pituitaria mientras las masticas, y a veces cacahuetes y pan crujiente (mis favoritas, que sólo las hay en el sur). Todos los días entraban dos entre pecho y espalda, como mínimo.

El siguiente destino fue el parque nacional de Phong Nha Ke, conocido por sus impresionantes cuevas y paisajes kársticos, a unos días de viaje de Danang a través de la espectacular Ho Chi Minh Road.

Mar de China meridional, después de dejar Danang.


Llegando al pueblo, un señor con pinta no vietnamita, Ben, viendo la guitarra me pregunta: -Hey, sabes tocar y cantar?. Tras responderle que sí, pero canciones que no conoce ni Harry y a nivel amateur, me ofrece tocar esa noche en su hostal, el Easy Tiger, a cambio de alojamiento gratis. Cómo decir que no? En este hostal, dirigido por gente extranjera, era donde se concentraba el ambiente turístico de todo el pueblo. Un amplio salón, música en directo y un poco de fuego para sentarse alrededor hacían que la gente del resto de hostales se viniera cada tarde-noche.

Tras tocar la primera noche, me dijo que están buscando a alguien que se quede a trabajar en el hostal una temporada. Reconozco que me sentí bastante tentado cuando me ofreció quedarme a trabajar en la recepción y tocando todas las noches durante una temporada a cambio de alojamiento y manutención. Pero el tiempo es tiempo: me quedaban muchos lugares que ver, muchos kilómetros que recorrer si quería llegar a Singapur en unos 40 días (mi plan era estar en Chile en marzo para empezar un trabajo, y pasar antes por Nueva Zelanda entre tres y cuatro semanas, así que tenía (o así lo creía) que empezar a 'darme prisa'). Al día siguiente tocaron unos músicos checos de estilo más bien chill-cortavenas y al siguiente volví a tocar por última vez mi repertorio de versiones acústicas de canciones rock, punk y metal.

Durante los tres días en Phong Nha Ke fui en moto a ver las cuevas Dark con la francesa Christel, y a la más famosa Phong Nha Ke (el mismo nombre del pueblo): una enorme cueva usada como hospital-refugio durante los bombardeos estadounidenses durante la Guerra civil vietnamita, y que haría llorar de emoción a cualquier freak de la geología. A unos cuantos kilómetros del pueblo, en la cueva oscura fue extraña la sensación de estar en la más absoluta oscuridad flotando en el agua y caminando por senderos de suave fango que llegaba hasta las rodillas. Áltamente recomendable.

Los bombardeos estadounidenses destruyeron todas las estalagtitas de la entrada de la cueva, ennegreciendo también la roca.








Entrada a la Dark cave.




Después de la genial experiencia social, cuevil y guitarrística de estos días (uno de los mejores momentos de todo el viaje), seguí mi camino al norte. O al menos lo intenté al principio: Sombragrís empezaba a tener problemas para arrancar. Tras intentar arrancarla sin éxito durante 15 minutos con el kick-start, otro motero me dijo que intentara el bomb-start. Al decirle que no sabía qué era eso, lo hizo él mismo: cogió carrerilla y saltó sobre ella a toda velocidad para meter la primera y arrancarla. Casi se la pega, pero algo digno de ver.

Una hora después de dejar el parque, tuve que parar porque se me salió la cadena cuando iba cuesta arriba. Dos argentinos se pararon por si necesitaba ayuda (me aconsejaron engrasarla y ajustar una tuerca en el siguiente taller que viera). Después de colocarla y prepararme para arrancar, vi dos extraños papeles, con apariencia de billetes de 100 dólares, mojados y deteriorados por la luz del sol. En ese momento no sabía distinguir si eran verdaderos o falsos...




Ruta:
Manila (Filipinas) - Ho Chi Minh (Vietnam), avión (10 Enero)
Ho Chi Minh - Da Lat, bus (14)
Da Lat - Cong Vien, moto (15)
Cong Vien - Buon Ma Thuot, moto (16)
Buon Ma Thuot - Danang, bus (16-17)
Danang - Phong Nha Ke, moto (19-20)
Phong Nha Ke - Hanoi, moto (23-25)