martes, 17 de diciembre de 2013

Formosa y deliciosa

No he ido a China, estoy seguro que tiene mucho que ver pero después de respirar el aire del Himalaya lo último que quería es respirar mierda. Y es que además, un país donde mucha gente considera el cielo azul o las puestas de sol como una atracción turística, donde en buena parte del interior puedes mirar al disco solar sin deslumbrarte debido a la permanente capa de polución; y un gobierno, bajo la República Popular de China, que considera necesario censurar internet y mantener una vergonzosa política de represión sobre el Tibet, necesariamente debería sentir envidia de su descendiente rebelde Taiwan: la "República Democrática de China".

Tras la victoria comunista en la guerra civil china, el bando derrotado se replegó en la ilha formosa (así bautizada por los colonos portugueses), con la intención de contraatacar en un futuro. Hoy en día la situación política de Taiwan es bastante compleja, y aunque de alguna manera sigue atada a la voluntad de China y pocos países reconocen su soberanía, en muchos aspectos puede considerarse un estado independiente. Un estado en el que se ven reflejados muchos rasgos originales de la cultura occidental y a la vez mantiene rasgos de los pueblos aborígenes.

En definitiva, tenía hambre de cultura china, pero sin China. Afortunadamente ahí estaba Taiwan.


Desde el punto de vista del turismo, lo que ofrece Taiwan es diversidad de actividades. Si se quiere hacer turismo urbano (museos, parques, edificios, mercados y vida nocturna) Taipei es el lugar ideal. Es una ciudad con aquellas características que se obvian en una capital europea pero que se añoran especialmente cuando se viene de países como India o Nepal: orden, limpieza, buenas comunicaciones, seguridad, wifi por todas partes...

"Waiting Zone for Female Passengers at Night". Inquietante.
Si en cambio se prefiere turismo natural, las inmejorables conexiones por tren o bus en toda la isla permiten alejarse del a veces frenético Taipei muy fácilmente en tren o bus. La parte negativa, a diferencia de Nepal, es que es bastante difícil encontrar un sitio donde te alquilen una triste scooter sin un carnet de conducir taiwanés, con lo que salir de la ruta establecida es complicado.

"Tsunami Evacuation Route".

En mi caso decidí tomarme Taiwan inclinándome por la naturaleza de la costa este. En cuestión de un par de horas desde Taipei se puede estar disfrutando de las kilométricas playas de piedras y arena negra de la costa, en las que se puede plantar una tienda de campaña sin problemas. A los pocos días decidí comprarme una de 10 euros y acampar durante tres días en la playa al lado de Taimali, el lugar ideal si uno busca perderse, ya que a parte de algún pescador nocturno ocasional, te puedes asegurar que no hay ni un alma al menos en un radio de veinte minutos andando.

Aun en invierno la temperatura del mar y del río cercano es suficientemente buena para que los del norte español la consideremos templada. Además, hay tanta madera seca y hojas de pino en la playa como para que todo Taimali celebre San Juan 3 días seguidos. Efectivamente, estar 3 dias a base bosque, hogueras, correr, baños en la playa y el río, comida deliciosa en los pueblos cercanos, y quedarse dormido con el ruido de las olas, es uno de las mejores maneras de recuperar la energía después del no parar durante el mes y medio anterior.


Otro de los lugares naturales dignos de ver es el parque natural de Taroko, que al parecer alberga la mitad de la diversidad de fauna de la isla (aunque es realmente difícil de ver un solo animal). Destaca más bien por los impresionantes paisajes con cuevas, rocas de caliza y mármol, y precipicios de caídas de 600m. Erigidas hace unos 100 millones de años desde el fondo del mar debido a la colisión de la placa filipina con la placa eurasiática y esculpidas por el fluir de los ríos, estas montañas continuan creciendo poco menos de 1cm al año, y no son pocos los caminos cortados por peligro de desprendimientos. De hecho, al atardecer, unas horas después de que empezara a llover, pude oir un estruendo bastante grande de un desprendimiento al otro lado del río.


Otra de las cosas que se advierten en Taiwan viniendo de India y Nepal es que el extranjero no se siente como un bicho raro. No es extraño que caminando por las calles de Delhi en India durante media hora te vengan 20 personas, una detrás de otra, tratando de vender ayuda (sí, vender) que no necesitas. Tampoco es extraño en Nepal tener que saludar 'namasté' a la mitad de nepalís con los que te cruzas caminando por la calle o al pasear por calles con tiendas (al principio dices 'qué simpáticos', pero al cuarto día empieza a ser cansino). En Taiwan se nota que la gente deja al turista totalmente a su rollo, lo cual se agradece mucho ya que en este tipo de viajes largos a veces se necesita urgentemente pasar desapercibido y se agradece tener largos paseos con uno mismo.

Todo sea dicho: es bastante difícil, por no decir imposible, encontrar a alguien que hable un mínimo de inglés. Para pedir ayuda mejor buscar alguien con pinta de universitario, los cuales suelen tener un nivel impecable, y estarán dispuestos hasta a llevarte en moto hasta la parada de bus que no encuentras y puede que hasta a pagarte el billete. Aun los que no hablan inglés se esforzaran desinteresadamente en ayudarte en la medida de lo posible.

Una de las cosas con las que tener paciencia es el tiempo. Tuve varios días seguidos con lluvia sin parar, lo cual, unido al factor tienda de 10 euros con roturas de serie, puede hacer del camping una experiencia bastante incómoda. Una buena lección que aprendí en Taiwan es lo importante que es consultar la previsión meteorológica antes de hacer planes en este tipo de climas, especialmente cuando se pretende acampar en la playa de Fulong sin que un temporal monzónico te haga volar a ti y a tu mierda de tienda.

También, motivado por la filosofía cool de "no planifiques tanto, deja todo fluir" aprendida en Nepal e India, a veces planifiqué tan poco que acabé pegándome una caminata de aproximadamente 25km (Yilan-Luodong) durante todo el día buscando un lugar donde caerme muerto. Nota mental: mirar el tamaño del pueblo en el mapa con antelación siempre es útil.

Otro de los recuerdos que me llevo de Taiwan es el deseo de tener cuatro estomagos. La comida es deliciosa, variada y baratísima, lo cual puede provocar algún que otro empacho. Ya sea bollería, o pollo, pato, ternera y sushi, con fideos, verduras, salsas y arroz ilimitado, es raro que no encante al paladar occidental. Aunque el marisco no. El gallego le da mil vueltas : D


Ruta:
Kathmandu (Nepal) - Chengdu (China) - Taipei (Taiwan), (4-5 Diciembre) avión
Taipei - Yilan, tren - Luodong, pie (7)
Luodong - Taitung, tren (8)
Taitung - Taimali, bus (9)
Taimali - Hualien, tren (12)
Hualien - Taroko - Xincheng, bus - Fulong, tren (13)
Fulong - Taipei, tren (14)
Taipei - Manila (Filipinas), avión (17)

jueves, 5 de diciembre de 2013

Paz Y Amor Sin Fin

Llegar a Pokhara tras un viaje de 9 horas y 306 kilómetros desde la frontera india, en un bus pensado para gente de 1,60m de estatura máxima, por carreteras llenas de baches que bien podrían haber sido trazadas por un misantrópico ingeniero de montañas rusas, debe ser una experiencia parecida a la entrada al paraíso. Y basta ver cómo son los acrónimos por los que India y Nepal son jocosamente conocidos entre muchos viajeros

N.E.P.A.L. : Never Ending Peace And Love (Paz Y Amor Sin Fin)
I.N.D.I.A. : I'll Never Do It Again (No Lo Volveré a Hacer Jamás)

para magnificar el shock positivo de la llegada a la soleada Pokhara. Después del caos y contaminacion de la India, fue algo así como un premio por sobrevivir en forma de cielos azules, noches estrelladas, un gran lago donde bañarse, desayunos gigantes y exquisitos, buenos lugares cercanos que visitar, bares al borde del lago donde escuchar música en directo entre cervezas, facilidad de transporte (alquilar moto todo el dia por 4,5€) y unas impresionantes vistas de los picos Dhaulagiri, Annapurna Sur y I, Machhapuchhre, Annapurna III, IV y II, y Lamjung. El lugar ideal donde relajarse y recuperar fuerzas antes y después de unos intensos 17 días de trekking alrededor del Annapurna.


Pokhara desde Shanti Stupa. Foto original de aquí.

Además, la facilidad de movimiento que da el poder alquilar una moto (sin necesidad de enseñar carnet) permite desplazarse en cuestión de minutos a las zonas rurales y de disfrutar de la mayor (si cabe) cercanía de los nepalís que no viven directamente del turismo. Además, a un par de kilómetros del centro turístico el precio de la comida cae más de la mitad, aunque la variedad también se ve reducida.


La zona del lago es el lugar ideal para disfrutar del auténtico Relax, ya sea tirándose en el cesped haciendo compañía a las vacas o alquilando una barca por 2,5 €/hora o 6 €/día. Aunque el agua del lago está algo turbia, está lo suficientemente buena como para nadar media hora sin problema. Por eso me resultó bastante sorprendente no ver a nadie nadando en los 7 días que estuve en Pokhara, y mientras mi amiga Ada y yo nos dábamos un chapuzón, unos turistas adolescentes indios se acercaron en dos barcas tan sorprendidos como si nos estuviéramos bañando en un charco de heces (algunos de ellos no sabían nadar). Después de estar unos minutos sacándonos fotos y preguntándonos si era seguro, alguien debió de soltar el equivalente indio del ¿A que no hay huevos?, con lo que al rato nos encontrábamos bañándonos con 8 de ellos que reían a carcajadas mientras chapoteaban y saltaban haciendo piruetas desde las barcas. Al despedirse nos agredecieron que les hubiésemos animado a vivir esa experiencia, la cual estoy seguro que contaran entre risas cuando vuelvan a sus casas.


Este fue sin duda uno de los mejores momentos en Nepal. Después comentaba con mi amiga que habíamos hecho una gran cosa:  ayudar a que aquellos chavales cambiaran el acojone por el descojone, ignorando su miedo ante algo que era realmente insignificante, gracias a lo cual vivieron una buena experiencia. Esto fue la culminación de una de las conclusiones a la que he ido llegando desde el principio del viaje tras escuchar innumerables experiencias de otros viajeros, muchas de ellas que podrían parecernos bastante más peligrosas de lo que realmente son. Creo que el mundo en general no es tan peligroso como parece, y más especialmente desde nuestra burbuja occidental. Además, cosas tan sencillas como el sentido común y sonreir pueden evitar muchos de los problemas. 

Evidentemente el miedo es una reacción natural que nos protege de los peligros, pero se vuelve negativo cuando nos impide vivir buenas experiencias. El reto es palpar la frontera difusa que separa las experiencias seguras de las menos seguras a base de hacer de vez en cuando algo que nos separe de nuestra zona de confort.

Fotos anteriores de Ada Stokowska.




Ruta:
Sunauli (India) - Pokhara (8-9 Noviembre) bus
Pokhara - Besisahar, (13) coche
Trekking Annapurna (13 - 29)
Nayapul - Pokhara (29) bus
Pokhara - Kathmandu (2 Diciembre) bus
Kathmandu - Chengdu (China) - Taipei (Taiwan) (4-5) avión